Ocupo mi espacio dibujando.

Estos dos últimos años apenas he podido dibujar; el terror y el arte nunca fueron de la mano.
No de la mía, al menos. 

Y sigo con mucho miedo, lo confieso, y aun con miedo, hoy,  me pongo a dibujar.

No responderé al odio con odio teniendo tinta de colores.
No responderé a un sistema que normaliza la violencia agachando la cabeza. 

Pinto mis lágrimas, pero también nuestro amor y la confianza de que a pesar de todo este horror, en algún lugar, seguimos de la mano. 

(El maltrato familiar deja terribles  secuelas físicas, emocionales y sociales que acompañan a las víctimas (a los supervivientes) toda la vida. Normalizar este tipo de maltrato (tanto en niños como en adultos) como se está haciendo afianza una de las peores lacras de la sociedad. La violencia tiene mil caras, a veces la de una hermana, una hija... hablemos de esto, es importante. Salva vidas)

Gracias por mirar con respeto.
Duele.

Iré colgando más dibujos según vayan llegando.