Afortunadamente hay una parte de nuestra salud de la que sí somos responsables.
Preguntas para autocuidado y llamadas a la acción al final del artículo.
La medicina es maravillosa, gracias a ella la inmensa mayoría de nosotros aún estamos vivos Pero no toda la responsabilidad de nuestra salud recae en los médicos. Igual que nuestra seguridad a la hora de conducir un coche no recae solo en los fabricantes de vehículos o en los responsables del buen estado de la carretera.
"La mejor medicina es enseñar a no necesitarla" Hipócrates
Manejamos algo valioso cada día, nuestro propio cuerpo.
Con cada decisión que tomamos nos acercamos o nos alejamos de la salud sin darnos cuenta del poder que esto conlleva; elegimos que comer, si hacer deporte o no, si fumamos, el tipo de ambientes que frecuentamos, el tiempo que pasamos en la naturaleza, los productos que ponemos en nuestra piel... hasta elegimos que tipo de pensamientos pensamos a veces.
Cuando se habla de responsabilidad muchas personas sacan a colación la palabra "culpa": ¿Estás diciendo que yo tengo la culpa de tener esta o aquella enfermedad?. No, por supuesto que no. Es más, podríamos cuidar cada uno de los aspectos de nuestra vida y aún así estar enfermos, hay factores que se escapan de nuestro campo de decisión-acción. Hablo de los factores de los que si somos dueños/as.
Aparte de tener en cuenta las recomendaciones médicas podemos hacer dos cosas; por un lado prevenir en la medida de lo posible y por otro, si llega la enfermedad, preguntarnos;
¿Qué puedo hacer yo hoy, ahora ante esta situación?
Puedes que llegaras hasta este blog porque ya te estás haciendo esa pregunta, si es así; felicidades. Es un gran primer paso.
Cuando hablamos de Síndrome de Sensibilización Central (Estrés crónico, fibromialgia, fatiga crónica, etc) parece que estamos ante una gran tarea y si lo medimos por el objetivo así es. Pero no por ello debemos pensar en hacer un gran esfuerzo, es más, quizás fue el esfuerzo el que te llevó hasta aquí (en muchas ocasiones lo síntomas aparecen en época de exámenes, demasiadas responsabilidades, problemas familiares, maltrato, etc). Aguantamos demasiado y nos esforzamos en exceso. A veces, tiene más que ver con rendirse (en positivo), dejar de hacer y empezar a incluir la dulzura en lo nuestro cotidiano.
Es probable que no te esté contando nada nuevo, pero entonces ¿por qué nos cuesta tanto aceptar nuestra parte de responsabilidad?
No sé a ti pero a mi me parece precioso y poderoso poder decidir sobre una gran parte de lo que compete a mi salud.
Déjame que te cuente una anécdota que es una constante desde que empecé a impartir clases.
Cuando recomiendo a mis alumnos alguna práctica extra a parte de "como moverse en lo cotidiano" es muy habitual que me contesten que no tienen tiempo. Entonces les pregunto: ¿Y si los beneficios de tu práctica fueran para un familiar que lo está pasando mal (un hijo, la pareja, un hermano)? ¿Tendrías tiempo entonces?
Siempre, sin excepción, la respuesta es "Entonces sí."
¿Cuál es la diferencia entre cuidar a tus seres queridos y cuidarte tú? ¿Acaso eres menos importante?
Cuando quieres a alguien lo cuidas. No hay vuelta de hoja, es así de simple.
¿Te estás amando lo suficiente como para tomar las riendas de esa parte de tu salud que sí depende de ti?
"Quien nada conoce nada ama" Paracelso
Para amar a alguien o a algo hay que, primero conocerlo. El conocimiento es poder y si, es amor.
Conoces, amas y cuidas. Y cuanto más cuidas, más conoces y más amas.
Es un círculo vicioso perfecto.
Conocerse:
La enfermedad te "invita" a conocerte como ninguna otra cosa. Te hace parar y mirarte.
Ante tal situación podemos reaccionar:
Mirándonos con miedo y a todas horas. Desde la crítica, la baja autoestima y la hipervigilancia. Cuidado con esta forma de mirar porque en SSC intensifica ciertos síntomas y es como echar más leña al fuego.
Mirando hacia cualquier otro lugar que no sea el cuerpo. Dejamos de habitarlo. Podemos caer en el uso excesivo de medicamentos u otras sustancias. El cuerpo es sinónimo de sufrimiento. No apetece.
Pero hay otro modo de responder ante un SSC.
MIrarnos bonito (esto se entrena), con curiosidad, con humildad y ganas de aprender desde el instinto y la intuición, desde la interocepción, la escucha, el respeto y el silencio. Con creatividad y cierta osadía (los cambios la requieren). Eso si es conocimiento y nos lleva, como digo, al amor y los autocuidados.
Amarse:
Amarnos tiene que ver con darnos aquello que necesitamos, no aquello que nos han dicho que necesitamos. Somos animales, con nuestras peculiaridades, pero animales. Necesitamos espacio, tiempo, naturaleza, conexión (de la buena), necesitamos piel, sensualidad. Necesitamos movernos con alegría y aceptación. Necesitamos habitar el momento presente.
Amarnos, nos devuelve a lo sensual, lo instintivo e intuitivo, la coherencia y la integridad y nos acerca, sea cual sea nuestro punto de partida, a la salud.
Cuidarse:
Para cuidarnos debemos pasar a la acción. No hay que pensar en un gran esfuerzo, a veces pasar a la acción es tumbarse un rato o dejar que alguien te haga la cena. Son cosas que conllevan un cambio, ante todo un cambio de hábitos (mantener un buen gesto en el tiempo es la clave)
"Nada cambia hasta que se mueve" Einstein
Me encuentro con personas que ya tienen mucha información sobre como afrontar una fibromialgia y que, sin embargo, no pasan a la acción. Esto genera una sensación de ya estar haciendo algo pero no es real. Es como subir una montaña y cuando estamos a punto de llegar a la cumbre dar media vuelta y empezar a subir otra montaña.
Agota.
Puede que pasar a la acción te parezca una hazaña pero a la larga verás que es un lugar de descanso.
¿Por que no pasamos a la acción?
Por no saber como hacerlo, que pasos dar.
Por falta de motivación:
Tenemos la sensación de que necesitaremos un gran esfuerzo (necesitamos una intención clara y un movimiento pero este siempre ha de ser adaptado a nuestro momento personal).
Pensamos que si nos ponemos bien tendremos que volver a la vida de antes. (Conflicto de doble dirección)
No hay nada al otro lado que nos llame (¿Para qué?)
Etc.
Todas estas barreras se trabajan. Yo tuve que atravesar varias de ellas. Recuerdo, por ejemplo, preguntarme ¿para qué me quiero poner bien? y no tener respuesta, tuve que construirla. Recuerdo pensar en mis obligaciones cuando todo acabara y venirme abajo.
Y recuerdo coger toda la información, aprender de ella y crear mi propia hoja de ruta hacia la salud, recuerdo recorrerla sin saber si llegaría a mi destino o no (pero creyendo que sí) e ir adaptándola a cada paso.
No imagino un viaje mejor, sin expectativas, tan solo:
¿Qué puedo hacer hoy yo para mi salud?
PREGUNTAS RECOMENDADAS.
¿Crees que parte de tu salud es de tu responsabilidad? ¿puedes hacer algo que te haga mejorar?
¿Qué estás haciendo ya?
¿Hay cosas que sabes que te sentarían bien y no las estás haciendo? (en lo referente a tus hábitos, tus relaciones, tu trabajo, tu ocio, tu consumo...)
¿Qué pasará cuando te pongas bien? ¿Qué te espera al otro lado?
¿Te gusta o preferirias cambiarlo?
¿Estás en conexión con el placer a lo largo del día? ¿y con la ternura, la sensualidad, la risa, el juego?
¿Se te ocurre algún modo nuevo de pasar a la acción?
¿Necesitas acompañamiento?
ACCIONES RECOMENDADAS:
Hazte con un cuaderno bonito y escribe todas las respuestas, hazte más preguntas según vayas indagando y, ante todo, se honesta/o contigo misma/o. (Quizás dentro de un tiempo leas el diario y te sorprendas) Yo estuve mucho tiempo, por ejemplo, autoengañándome diciendo que quería un trabajo y no era cierto, me daba miedo trabajar como lo había estado haciendo. Ese tipo de trampas son lastre y liberarlas te pone en movimiento.
¿Qué vas a hacer hoy para pasar a la acción? ¿algún cambio de hábitos? No subestimes ninguno por pequeño que parezca.
Espero que encuentres de utilidad el artículo.
Te mando un abrazo grande.
